martes, 28 de junio de 2016

DEL TEMOR A LA LIBERTAD


¿A qué le temes? ¿A perder la juventud? ¿A perder a un ser amado? ¿A perder el dinero? ¿A perder la estima que otras personas le tienen? ¿A perder el control? ¿A perder la vida misma?. Cualquiera que sea tu terror secreto, debes saber que todos los temores vienen de la misma fuente: la percepción equivocada de que tenemos algo que perder.

Todo estrés emocional se desprende de ese error del intelecto. La verdadera naturaleza del Yo es la conciencia infinita e inmutable y, siendo como es la totalidad misma, no hay nada que se le pueda agregar a restar a su existencia. Ese Yo singular y completo es el que nace al mundo y lo abandona de la misma forma. "Nuestro sesgo materialista, nos obliga a continuar considerando que las moléculas son la fuente de la vida", escribe  Deepak Chopra en Ageless Body, Timeless Mind, "olvidando el hecho de que un cuerpo recién muerto contiene precisamente el mismo número de moléculas que tenía antes de morir, incluido un complemento completo de ADN.
En efecto, cuando yo muera mi cuerpo estará allí pero el médico dirá: "se ha ido". ¿Quién se habrá ido? Es cierto que algo abandona el cuerpo y ese algo soy yo. Yo no traje nada al mundo y no hay nada que me deba llevar cuando lo deje, salvo lo que soy. Todo lo demás que creo poseer es propiedad alquilada, incluido el cuerpo.
Cuando renunciamos al "sesgo materialista" comenzamos a apreciar la asombrosa unidad y fluidez de la existencia. No somos cuerpo sino unidad mente-cuerpo, no somos células sino recuerdos de las células, no somos estructuras moleculares sino la inteligencia que está detrás de la estructura, nos somos partículas cuánticas volátiles sino conciencia vibratoria indestructible que asume infinidad de formas. Todas las cosas pasan, pero yo soy eterno. Por lo tanto, ¿a qué podría temerle?.

La naturaleza de la conciencia es ananda: dicha pura. La naturaleza del temor es maya: ilusión. El temor es una idea equivocada de lo que somos en realidad y de nuestro verdadero propósito en la vida. Cuando la percepción y el propósito son claros, la luz de la conciencia disipa el temor, de la misma manera que la luz disipa la oscuridad. Sin temor no se activa el estrés y al no existir esa reacción desaparece la causa principal del envejecimiento y la enfermedad.

Queda claro que el Ayurveda ofrece una perspectiva tan diferente del enfoque materialista de la cultura occidental moderna como la mecánica cuántica con respecto a la física clásica. La ciencia más antigua y la más moderna convergen en una misma idea: que la conciencia humana influye sobre el estado del universo físico, es decir, que la realidad es producto de nuestros pensamientos. En el veda hay un principio adicional que dice que todo aquello sobre lo cual ponemos nuestra atención crece. Estas ideas son el fundamento de un enfoque diferente para reducir el estrés y promover la belleza mediante técnicas de atención plena; el valor activo de la conciencia y el valor consciente de la acción. La atención plena es intencional, es optar minuto a minuto por el objeto sobre el cual enfocamos la mente.

Los seres humanos nos diferenciamos de los demás seres por el libre albedrío. A veces pensamos que se trata de hacer todo lo que deseamos, pero en realidad no se así. No tenemos una libertad ilimitada para actuar, en el sentido de que todas las acciones humanas corrientes (los milagros son un caso especial)  están sujetas a los límites de las leyes de la física. Tenemos libertad para actuar, pero solamente dentro de los límites de esas leyes; por ejemplo, no podemos ir andando de la Tierra a la luna. En esencia, libertad no es sinónimo de actuar como queramos, sino de prestar atención al escoger, es decir, aplicar el poder de la atención -aplicar nuestra conciencia- a aquello que deseamos. Esta capacidad es verdaderamente ilimitada. En el plano de la conciencia podemos volar sin máquinas, viajar a mayor velocidad que la luz y hasta contemplar la mente de Dios, si así lo deseamos. Podemos imaginar la peor maldad del mundo, o la mayor bondad. Podemos concebir lo inconcebible. En realidad, la capacidad para escoger un pensamiento diferente o un propósito diferente a cada momento es nuestra libertad absoluta. La atención consciente también es el aspecto de nuestra existencia sobre el cual ejercemos autoridad completa y definitiva. Sin embargo, renunciamos  constantemente a ese poder actuando sin atención, permitiendo que los pensamientos y los sentimientos destructivos dirijan nuestra vida, y aceptando pasivamente las circunstancias dadas y las percepciones o los significados aprendidos como si fueran verdades absolutas. Dejamos de cuestionar, dejamos de indagar, dejamos de asombrarnos, dejamos de oír, dejamos de tratar y nos contentamos con una gama muy reducida de posibilidades. Además, nos aferramos a nuestra visión limitada, creyendo falsamente que es lo máximo a lo cuál podemos aspirar.

Esto lo hacemos no solamente como individuos sino como comunidades y sociedades también. Los autores de Thinking Body, Dancing Mind cuentan la historia de la carrera de Roger Bannister que rompió la marca mundial como ejemplo sorprendente del poder mutilador de las creencias colectivas. Antes de romper la barrera de la milla en cuatro minutos en 1954, cincuenta revistas médicas habían publicado estudios que "demostraban" que los seres humanos, por constitución, eran incapaces de correr a esa velocidad; y en el mundo del deporte, esa afirmación fue aceptada como un hecho. Sin embargo, en el período de dieciocho meses que siguió a la hazaña "imposible" de Bannister, otros cuarenta y cinco atletas hicieron lo mismo. ¿Acaso todos esos deportistas mejoraron sus marcas por casualidad durante ese corto tiempo? "Una explicación más probable", escriben Huang y Lynch, "es que una vez rota la barrera de los cuatro minutos, todos se convencieron de que podría romperse de nuevo".

El Ayurveda ofrece otra estrategia de vida basada no en el conocimiento de las moléculas sino en el conocimiento de la conciencia, campo de todas las posibilidades. Esta visión nos enseña a aprovechar al máximo nuestra libertad para escoger lo que deseamos pensar y creer, y dónde fijar nuestra atención, con la certeza de que todo aquello sobre lo cual ponemos nuestra atención crece. Si permitimos que la mente se encierre en la desgracia, la vida será desgraciada. Si ejercemos nuestro poder para escoger -el poder de todas las posibilidades- podremos transformar hasta la desgracia en milagros.

"La mayoría de las personas tienen puesta su atención en la forma de curar las desarmonía física, por ser ésta obvia y tangible. No se dan cuenta de que las verdaderas causas de la miseria humana son las trabas mentales como la preocupación, el egoísmo y demás, y su ceguera espiritual frente al significado esencial de la vida"      -Paramahansa Yogananda-

-Pratima Raichur-

lunes, 27 de junio de 2016

EL ESTRÉS ES UN PUNTO DE VISTA


El estrés es la causa principal de los problemas de la piel, el envejecimiento y la enfermedad. Pero ¿en qué consiste el estrés?. El estrés no es inherente a ninguno de los acontecimientos de la vida; los acontecimientos se convierten en fuente de estrés cuando les asignamos un determinado significado según nuestro condicionamiento y conocimiento. A un habitante de la ciudad un encuentro con una serpiente puede provocarle un susto mortal, mientras que para un encantador de serpientes es parte de su trabajo diario. La respuesta del estrés es solamente eso: una reacción fisiológica específica desencadenada por un pensamiento. El factor desencadenante no es la circunstancia objetiva sino la interpretación subjetiva. si podemos cambiar nuestra ida acerca de una circunstancia, modificamos la respuesta del cuerpo.

Los científicos calculan que por la mente de una persona corriente pasan cerca de sesenta mil pensamientos todos los días. De ellos, el 90% corresponde a pensamientos del día anterior. Cuando "cambiamos la idea", es decir, cuando nos liberamos de los viejos patrones de pensamiento o trascendemos más allá de la mente a través de la meditación, generamos dos efectos que nos liberan de las enfermedades. Primero, hay un cortocircuito en las respuestas condicionadas y los factores que toda la vida nos produjeron estrés ya no nos llevan a reaccionar de la misma forma. Segundo, la neuroquímica se modifica espontáneamente. El ciudadano temeroso y el intrépido encantador de serpientes envían mensajes químicos completamente diferentes a sus células debido a sus distintos puntos de vista. uno de los mensajes puede crear venenos dentro del cuerpo, mientas que el otro provoca dicha.

La materia de la que se compone el cuerpo humano se recicla a través del Universo constantemente. El polvo del que estamos hechos no es el mismo que dejamos al morir, sino que a través de la reacciones bioquímicas se intercambia constantemente durante el transcurso de nuestra vida con otros tipos de polvo cósmico; las partículas invisibles que se desplazan a toda velocidad por el aire. Al mismo tiempo, el 98% de nuestras células muere y es renovado cada año; el tejido cutáneo se regenera cada mes. Esto significa que, en el plano material, todos nos renovamos totalmente cada año (aunque las partículas de repuesto son tan viejas como el Universo mismo). La razón por la cual continuamos viéndonos iguales es porque continuamos pensando igual. Mientras no cambiemos la memoria de la células -la inteligencia que dirige el crecimiento -no podremos modificar su manifestación.

Esta noción concuerda con la enseñanza védica de que nos convertimos en lo que pensamos. La lección de la ciencia de la unidad mente-cuerpo, tanto la antigua como la moderna, es que la mente y las emociones -es decir, la percepción y el significado -son tan importantes para la salud como el agua y una alimentación apropiada. Cuando comprendemos esta verdad no podemos hacer otra cosa que formularnos las preguntas existenciales de fondo: ¿Qué es lo que pienso y siento? ¿Por qué ciertos sucesos me sacan de mis casillas? ¿Cómo podría reducir el estrés en mi vida? ¿Qué me haría feliz? ¿Cuál es mi propósito? ¿Quién soy? Como veremos, las respuestas a estas preguntas son la clave para liberarnos de los efectos del estrés.

La respuesta de estrés es la reacción programada del cuerpo frente al temor. En tiempos de la prehistoria, cuando los garrotes y la astucia eran nuestras únicas arma, el mundo natural representaba una amenaza real y constante para la vida humana. Se necesitaba una gran fuerza física para sobrevivir al ataque de un hombre o de una bestia, ya fuera para vencer al atacante o correr para ponerse a salvo. El temor era la señal del cerebro para producir la corriente de adrenalina e intensificar otras respuestas psicofisiológicas que les permitieran a nuestros ancestros sobrevivir. Nuestro problema en esta época, es que este mecanismo primitivo es como un bombero bien entrenado: responde con igual eficacia a todas las alarmas, aunque algunas sean falsas. en la actualidad son pocas las personas que se ven en la necesidad de defenderse de un ataque físico real y, no obstante, muchos de nosotros vivimos en un estado de reacción perpetua debido al ritmo y las presiones de la vida contemporánea. Como la unidad mente-cuerpo no puede diferenciar entre los temores reales y los imaginarios (si pudiera no despertaríamos de una pesadilla con el corazón palpitando a toda velocidad) debemos encontrar la forma de adaptarnos a esta sobrecarga de exigencia a fin de evitar sus efectos nocivos para la piel y el cuerpo.

"Una percepción", dice Ashley Montagu en Growing Young "es una sensación dotada de significado". Todos nacemos con la capacidad para reconocer dos sensaciones básicas: el placer y dolor. Al primero reaccionamos instintivamente con satisfacción, y al segundo con aversión, es decir, con equilibrio o con estrés. Con el paso de los años aprendemos a referirnos de muchas maneras a esos sentimientos contrarios: tranquilidad y angustia; satisfacción y frustración; felicidad e infelicidad. Pero todos aquellos son sencillamente variaciones sutiles de las emociones primordiales del ser humano: el amor y el temor. Cada uno de nosotros tiende a convertir el dolor y el temor en respuestas emocionales especificas dependiendo de nuestras constitución innata, En efecto, todos los rasgos mentales negativos -depresión, ira, deshonestidad, duda, envidia, deseo de dominar, etc,- emanan del temor o de la falta de experiencia de la totalidad, lo cual es en esencia lo mismo.

"Uno de los mayores descubrimientos de mi generación fue que los seres humanos pueden cambiar su vida cambiando sus actitudes mentales"  -William James-


miércoles, 22 de junio de 2016

EL EQUILIBRIO A TRAVÉS DE LAS ACTIVIDADES COTIDIANAS


El Ayurveda enseña mucho más que los secretos de una piel perfecta; enseña el camino hacia una vida sublime. Sin embargo, lo que hace que el Ayurveda sea el máximo conocimiento holístico es que nos enseña a alcanzar esa perfección a través de las actividades más sencillas de la vida. El medio es la práctica de las sadhanas. Cuando organizamos nuestras actividades diarias, incluidas las terapias de purificación, en una rutina coherente encaminada a tener un estilo de vida equilibrado, decimos que esas actividades son sadhanas.

Este vocablo sánscrito ser traduce generalmente como"disciplina" o "práctica" diaria. Aunque podría decirse que ese significado es literal, no comunica el espíritu del término. El sadhana implica autodisciplina y a veces práctica, y hasta ayuda a fortalecer el carácter. Sin embargo, su intención se realiza no sólo a través del cumplimiento del deber sino mediante la entrega y el goce del acto mismo. Esta capacidad de entregar por completo el corazón y la mente a cada tarea que realizamos es la esencia de la gracia y la belleza. Es la forma de dejarse llevar por el tiempo para vivir siempre en el presente, en el cual se experimenta el equilibrio dinámico.

La vida es de por sí una "disciplina" y una "práctica"; un ciclo continuo de actos simples y rutinarios como hacer la cama, cepillarse los dientes, vestirse, ir al trabajo,leer los mensajes del correo electrónico, asistir a reuniones, pagar las cuentas, hablar con los amigos, preparar la cena, lavar los platos y acostar a los niños. Esto no es exclusivo de la condición humana. Toda la naturaleza evoluciona a través de la rutina y la regularidad, como lo analizamos más adelante. La rutina de la naturaleza se manifiesta en las mareas, las órbitas planetarias, el ritmo de los días, el ciclo estacional, el crecimiento inexorable de la semilla que se convierte en planta, luego en árbol y finalmente en fruto. Lo que diferencia a la condición humana del resto del mundo natural es nuestra capacidad consciente para escoger lo que hacemos; y en este acto de la voluntad radica la diferencia entre las rutinas esclavizantes y las sadhanas.

Prefiero definir las sadhanas como toda actividad realizada con una actitud espiritual o lo que otros denominan "atención plena" o concentración. La atención plena es el acto de tener toda la mente enfocada en la actividad que se está realizando en el momento mismo en que se está realizando. En la infancia lo hacemos sin esfuerzo alguno. Al no tener el concepto de pasado o futuro, podemos vivir con toda naturalidad en el presente. Pero a medida que maduramos, nuestras facultades cognoscitivas, con el apoyo total de nuestras emociones tensionadas, comienzan a interferir con la naturaleza planteando una serie interminable de "buenas razones" por la cuales la mente debería estar en otra parte y no con nosotros. Cuando llegamos a la edad adulta es tal la preocupación de la conciencia -tan grande la cantidad de pensamientos- que necesitamos hacer un esfuerzo consciente, o por lo menos tomar una decisión consciente, para estar atentos en todo momento.

Sadhana es el ejercicio voluntario de la conciencia, el acto continuo de escoger el objeto de nuestra atención. Como implica una opción, también implica deseo: la voluntad de realizar una tarea; en este caso, la tarea de crear la integridad interior. En otras palabras, sadhana es todo acto realizado con todo el corazón, el alma y la voluntad. En su sentido más profundo, es un acto de devoción. A través de la atención y la intención de una sadhana, elevamos a la categoría de lo sublime hasta la actividad más trivial y, al hacerlo, atraemos el mayor apoyo para nuestro acto. Ése es el propósito de la sadhana: atraer el éxito a todo lo que hacemos por medio del poder de nuestra conciencia. Si alguna vez ha presenciado la actuación de un ganador de la medalla de oro en los Juego Olímpicos, habrá visto lo que es actuar con plena atención. Si es así, usted no necesita enseñanzas del Ayurveda para saber que cualquier acto realizado con entrega y con la conciencia enfocada en un solo punto produce resultados más poderoso.

El Ayurveda explica este fenómeno por el hecho de que aquello en lo cual ponemos nuestra atención florece. La atención es energía, y la energía conlleva fuerza. Cuanto más enfocamos nuestra atención en un pensamiento o actividad, más poder adquiere dicho pensamiento o acción y mayor es la esfera de influencia de su efecto. Así, cuando la realizamos teniendo presente el espíritu -aportamos equilibrio a un nivel más profundo de la vida y producimos efectos más holísticos. Toda acción realizada con calidad de sadhana no solamente conduce a un resultado más profundo sino que tiene una influencia más sáttvica -es decir, más evolutiva- sobre nosotros y nuestro medio ambiente.

Con el éxito de la acción vienen la realización y el cumplimiento de nuestros deseos, los cuales constituyen la base de la felicidad. Cuando comprendemos que realizar sadhanas -y ejecutar todos nuestros actos como si fueran sadhanas- es el secreto para alcanzar el más elevado placer, entonces toda acción se convierte en oportunidad para lograr la belleza verdadera, y la "disciplina" misma se convierte en un trabajo de amor. Cuando nos entregamos completamente a lo que hacemos, ganamos independientemente de cuál sea el resultado final, porque habremos disfrutado el proceso en su plenitud. En este "fluir" no somos presa del deseo de alcanzar un determinado resultado, puesto que experimentamos un sentido de realización en todo momento durante el camino. Paradójicamente, al liberar de esta manera nuestra atención del pensamiento de alcanzar el éxito, creamos la concentración necesaria para alcanzarlo. De esta manera, al trabajar en sadhana transformamos la cotidianidad y la rutina de la vida diaria de una experiencia limitante en un medio de liberación.

En efecto, el principio de realizar sadhanas es inseparable del principio de la rutina; y a medida que lea acerca de las distintas terapias, usted verá que en los tratamientos ayurvédicos la estación y la hora del día son importantes muchas veces. pero el propósito de esa rutina no es cumplir con unos horarios, sino alcanzar el equilibrio entre nuestro "ambiente" interno y el exterior. Esa armonía interna y externa es el fundamento de la belleza verdadera.

"La mas larga caminata comienza con un paso" -Proverbio hindú-

Pratima Raichur

lunes, 20 de junio de 2016

LOS COLORES DE LA ROPA SEGÚN EL AYURVEDA


Las terapias ayurvédicas con el color suben el ánimo y traen a la superficie el resplandor interno. Al igual que las terapias con aromas, son remedios "instantáneos" que se pueden utilizar hasta en los días de mayor ajetreo, puesto que requieren un mínimo de tiempo y esfuerzo.
Escoger los colores de la ropa de acuerdo con el Ayurveda significa alegrar el guardarropa (o la casa o la oficina) con colores que contribuyan realmente a avivar el estado de ánimo. Cuando estamos felices nos vemos radiantes; ésa es la esencia  de la belleza ayurvédica.
No pretendemos sugerir que usted escoja para su ropa el color que se acomode a su constitución, porque un esquema monocromático puede aburrir fácilmente. Es solo cuestión de tener presente el color como otro medio para crear equilibrio, y escoger los colores de la ropa de acuerdo con la atmósfera que desee crear para la ocasión  el día.

Color para el  estado de ánimo:

Vata (angustia, temor, exceso de estímulo: necesita colores cálidos, apagados y  calmantes.
Prefiera: dorado, naranja, amarillo, blanco verdoso o azulado, púrpura oscuro, añil; los colores oscuros como el marrón ayudan a afianzar cuando se usan con moderación.
Evite: el rojo vivo

Pitta (Ira, frustración, celos, hostilidad, agotamiento): necesita colores fríos, suaves, sedantes.
Prefiera: blanco, azul o verdes suaves, pasteles.
Evite: colores vivos u oscuros, negro.

Kapha (depresión, sufrimiento, letargo, embotamiento): necesita colores cálidos, estimulantes, vivos pero claros.
Prefiera: rojo vivo, naranja, amarillo.
Evite: rosa, blanco, azul, verde, marrón.



Patrima Raichur